Por William Ospina*. Lo que la China es hoy lo ha alcanzado sola y remando contra la corriente. Los Estados Unidos la han visto ascender alarmados, con asombro y con creciente impaciencia, aunque le copian lo que pueden. Sobre todo su sistema de vigilancia y de control sobre los ciudadanos. Hace 80 años, un hombre calculador precipitó con sutiles intrigas…
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